viernes, 27 de octubre de 2023

Serge Gainsbourg sigue en casa

Serge Gainsbourg en su casa de Paris.
 Foto: Jerome Prebois/Kipa/Sygma via Getty Images

Para acceder a la casa parisiense de Serge Gainsbourg que abrirá al público por primera vez el día 20, hay que cruzar primero una puerta metálica. A la derecha, otra puerta conduce al salón. Es como entrar en una pecera o en un espacio en el que el tiempo se hubiera detenido.

Todo o casi todo está igual que el 2 de marzo de 1991, el día que murió Gainsbourg, el músico y poeta que produjo decenas de hits y sigue representando una imagen de modernidad. Tenía 62 años. La luz tenue, las paredes negras, el piano Steimway y el órgano Lowrey, una mesa cubierta de insignias policiales y unas esposas, una fotografía enorme de Brigitte Bardot, una de sus célebres parejas: todo presenta un aire irreal.

"Es como un sueño", decía Jane Birkin, pareja de Gainsbourg entre 1969 y 1980, en Jane para Charlotte, el documental que la hija de ambos artistas, la actriz y cantante Charlotte Gainsbourg (Londres, 52 años), estrenó en 2021. Birkin murió el 16 de julio pasado. "Se diría que son cosas prehistóricas", añadía en la película. "Como Pompeya", un edificio de dos pisos en una calle tranquila en el barrio de Saint-Germain-des-Près, fue entre 1968 y su muerte, la residencia de Gainsbourg. Después quedó cerrada. La fachada se llenó de grafitis y dibujos en homenaje al autor de Je t'aime moi non plus y Melody Nelson. Charlotte regresa de vez en cuando. Una vez, se le ocurrió convertirla en residencia de artistas o en venderla. Lo descartó. Hace unos años sopesó un proyecto con elarquitecto Jean Nouvel: una vitrina que desde la calle permitiera ver el interior, como una casa de muñecas. Tambien descartado. Una vez llegó a penasr en volver a vivir allí. Su marido, el cineasta Yvan Attal le dijo:¿Estás de broma?

Ahora, 32 años y medio de la muerte de Serge Gainsbourg, y dos meses después de morir Jane Birkin, Charlotte desvela el interior "5 bis", como lo llama ella, un verdero templo pop y lugar de de peregrinación, desde hace años, de fans y curiosos. Hasta ahora tenían que quedarse fuera, en unos días podrán entrar. Queda claro, nada más poner un pie dentro durante una visita para la prensa, que esto forma parte también de la obra gainsbourguiana, como sus discos y libros: parece un museo aunque ya lo era cuando él vivía aquí. El nuevo Mueseo de la Casa Gainsbourg consta, además de la casa, de un espacio en la misma calle en la que hay un museo sobre el artista y un bar con el nombre de Gainsbarre, su alter ego gamberro.

"Yo iba a la casa, pero no mucho. Al principio era muy doloroso, después un poco menos, pero siempre con mucha carga", explicó ayer Chalotte Cainsbourg a un grupo de periodistas en euna mesa del Gainsbarre. "Todo se conservó gracias a que nadie entraba y a que no había mucha luz, y para mí era muy importante conservar el olor: el perfume Van Cleef, el olor de los gitanes, de alcohol...". Dentro, no se siente tanto ese olor, quizá se empieza disipar, aunque en la minúscula cocina quedan conservas antiguas y las botellas de vino vacías que él dejó. En las visitas, solo podrán entrar dos personas a la vez y pueden estar un máximo de diez minutos en el interior. La casa es realtivamente pequeña, teniendo en cuenta que allí vivía una estrella: unos 130 metros cuadrados que parecen menos. Quizá porque los techos son bajos, los pasillos y la escalera menos y buena parte de la casa está enmoquetada o con alfombras y repleta de muebles y objetos de todo tipo, como una vieja figura, en tamaño real, de un ser humano...

Marc Bassets. París. El País, jueves 14 de septiembre de 2023.

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