André y Simone Weil en 1922. Alamy/Archivio GBB/Photo 12 |
En lo que se refiere a la ciencia, no basta con señalar que para Simone Weil "la ilusión científica sin humanismo lleva a la alienación", aunque se pueda compartir semejante afirmación. Hace unos años, una pequeña editorial El cuenco de plata, publicó una selección de artículos y cartas de Simone Weil, Sobre la ciencia (2006), de la que se obtiene una visión más equilibrada, menos sesgada hacia lo político y filosófico, de su pensamiento. Contiene ese libro, por ejemplo, su tesis final de estudios superiores, escrita en 1929-1930, Ciencia y percepción en Descartes. Escribió allí, en mi opinión con cierta exageración: "El mayor momento de la historia de la humanidad fue la aparición del geómetra Tales, que renace en cada generación de escolares. Hasta entonces la humanidad no había hecho más que sentir y conjeturar; desde el momento en que Tales inventó la geometría, empezó a saber". No debería sorprender que siendo hermana de un matemático distinguido, y alumno de la exigente École Normale Supérieure, alma mater tanto de filósofos y políticos como de científicos (entre estos últimos, notables matemáticos como Darboux, Picard, Borel, Lebesque, Élie Cartan o Hadamard) Simone poseyera buenos conocimientos de física, matemáticas e historia de la ciencia ...
De André Weil se pueden decir muchas cosas, entre otras razones, al igual que su hermana, tuvo una vida agitada. Fue tomado por espía soviético en noviembre de 1939, cuando se encontraba en Finlandia donde fue encarcelado y a punto estuvo de ser fusilado; en su patria, Francia, fue condenado por negarse a cumplir con sus obligaciones militares. Pero lo más destacado de su biografía fue el papel que desempeñó en la creación de un colectivo de matemáticos que pretendió reconstruir toda la matemática. El nombre que este grupo eligió fue el de Nicolas Bourbaki, un militar que sirvió a Napoleón III y que participó en la guerra franco-prusiana. André fue la figura central de ese colectivo, cuya influencia en la enseñanza de la matemática, al menos en gran parte de la europea fue enorme...
André Weil escribió su autobiografía, publicada en España como Memorias de aprendizaje (Nivola,2002). En el prólogo recordaba a Simone. Sus palabras destilan cariño filial y añoranza, la de lo que fue y lo que pudo haber sido: "De niños fuimos inseparables, pero yo era el hermano mayor y ella la hermana pequeña. Luego, rara vez estuvimos juntos y siempre nos dirigíamos el uno al otro en tono de broma, dada su natural alegría y buen humor, que conservó incluso cuando la miseria del mundo añadió un fondo de invencible tristeza, A pesar de que las alegrías y las angustias de su adolescencia me han sido totalmente ajenas y de que, más tarde, su comportamiento a menudo me ha parecido, por cierto, no sin razón, un desafío a la sensatez, siempre hemos estado lo suficientemente cerca como para que nada de lo que le atañía me haya sorprendido nunca. Solo exceptuaré su muerte, que no me esperaba, ya que confieso haberla creído indestructible, y haber entendido demasiado tarde que su vida se desarrolló según sus propias leyes y terminó de la misma manera".
José María Sánchez Ron. El Cultural, 20-10-2023.
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