La corona de espinas. Godong/UIG via Getty images |
Ahora que las obras de reconstrucción de la catedral entran en su fase final, el Louvre ha querido aprovechar esta ocasión para presentar las piezas que están bajo su custodia y los estudios que han realizado a lo largo de estos años. "Se trata sobre todo de obras realizadas a partir del Segundo Imperio francés -comenta Anne Dion, una de las comisarias de la exposición-, del momento en que Notre Dame es restaurada por Viollet-le-duc y este reconstruye la sacristía y diseña objetos espectaculares, como una gran custodia o relicarios de estilo gótico, en armonía con la catedral".
Antes del incendio, el tesoro de Notre Dame estaba expuesto en la sacristía de la catedral, en las vitrinas del mobiliario histórico diseñado por Eugène Viollet-le-Duc, el mismo que coronó la catedral con su impresionante flecha de plomo.
En realidad la historia del tesoro comienza con la construcción del templo, iniciada en 1163. En aquel tiempo, la catedral recibió numerosas donativos. En los inventarios realizados a partir del siglo XIV aparecen reflejados objetos excepcionales donados en gran parte por los reyes de la época o personas influyentes del reino, clérigos y mecenas. Esos regalos sirven para enriquecer el tesoro y colmar las pérdidas debidas a las necesidades financieras del monarca, que exige a veces que los objetos de metales preciosos sean fundidos en tiempos de guerra.
La Revolución Francesa supuso la aniquilación del tesoro de Notre Dame. Primero se nacionalizaron los bienes, más tarde se confiscaron y fundieron los objetos no dedicados al culto, y finalmente los que no estaban dedicados al culto corrieron la misma suerte, como queda descrito en los inventarios de la Administración revolucionaria. De aquellas obras, hoy no queda ninguna.
El tesoro fue enteramente reconstruido tras la Revolución, y hoy en día es célebre sobre todo por las reliquias que abriga, especialmente la corona de espinas y un trozo de la madera de la cruz de Cristo, que antiguamente constituían el tesoro de la Sainte-Chapelle, hasta que bajo el mando de Napoleón fueron trasladadas a Notre Dame en relicarios nuevos. Aunque precisamente estas dos piezas no se encuentran en la exposición del Louvre, sí que están presentes más de 120 obras que permiten remontar el tiempo desde sus orígenes en la Edad Media, especialmente a través de manuscritos de la época, hasta su resurrección en el siglo XIX de la mano de Viollet-le-Duc.
Hay presentes dos relicarios que contuvieron en su día la corona de espinas (hoy preciosamente guardada en un lugar desconocido, a la espera de ser trasladada a Notre Dame). Uno fue encargado por Napoleón para su consagración como emperador en 1804, y es un globo de cristal. El segundo, realizado en plata, fue concebido por Viollet-le-Duc en 1856.
Los comisarios de la exposición presentan la Consagración de Napoleón, el cuadro de David, y enfrente los objetos que fueron utilizados para el acontecimiento, como la llamada corona de Carlomagno, la cruz procesional, la capa del obispo o un aguamanil. Estos y otros tesoros recuperarán su lugar natural en diciembre de 2024.
Asunción Serena. Paris. La Voz de Galicia, lunes 23 de octubre de 2023.
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