miércoles, 29 de mayo de 2024

Céline Cousteau. Ecologista y divulgadora

Muchos telespectadores aprendieron a amar el océano con los documentales del famoso comandante francés Jacques Cousteau, explorador y oceanógrafo de gran éxito en televisión en los años setenta y ochenta. Para Céline Cousteau (Los Ángeles, 51 años) resultaba distinto, entonces era una niña y no seguía a su abuelo en la pequeña pantalla. Mucho mejor que eso, ella tuvo la inmensa suerte de acompañarle a bordo del mítico buque de investigación, con el resto de su aventurera familia. Esta ecologista, exploradora y divulgadora, participa en Madrid en una nueva edición de Healthy Cities, de Sanitas.

P.- ¿Cómo es la experiencia de una niña a bordo de un buque como el Calypso?

R.- Mis abuelos querían que participara en una expedición, como todos los nietos, pero también dieron prioridad a nuestra educación. Hay que entender que el Calypso era un barco lleno de hombres, adultos, y yo era una niña. Yo quería pasar mis veranos con mis primos en Francia, no quería estar necesariamente en el barco. En realidad hemos crecido en esto y al mismo tiempo no, porque también era un mundo lejano, entonces no había teléfono por satélite, no había teléfonos móviles, no había Facebook...

P.- ¿Qué recuerda de su gran expedición a la Amazonia con nueve años?

R.- Cuando fui a la Amazonia, con nueve años, toda mi familia estaba en la expedición, mi abuela, que no faltaba nunca; mi madre, que era fotógrafa; mi padre y mi hermano. Yo estuve dos semanas, buceé con mi abuelo, y fue algo excepcional, fue un privilegio tener una experiencia como esa. Entonces no era consciente, pero es un momento clave de mi vida. Allí estábamos en medio de un gran mar verde y nos sentíamos pequeños. Me marcó mucho y por eso recomiendo a la gente llevar a los niños de aventura, aunque sea pasar una noche en una tienda de campaña en un parque, son recuerdos que quedan para siempre en su interior, en sus células.

P.- ¿Qué quedó de aquello en su interior?

R.- Para mí es todo. Son recuerdos de excitación por salir con los científicos a buscar pirañas, comer en medio del bosque con la gente de allí, ver jugar a los niños con nada cuando yo tenía una habitación llena de juguetes. Son recuerdos que pueden parecer simples, pero para un niño es enorme.

P.- Antes ha mencionado a su abuela. Aunque el personaje célebre es el abuelo, el comandante Jacques Cousteau, asegura que la verdadera capitana del Calypso es su abuela Simone. ¿No es cierto?

R,- Si ella estaba a bordo del Calypso más tiempo que cualquier otra persona, ya fuesen los miembros del equipo, mi padre o mi abuelo. Su gran amor era el mar, el barco. Todos la llamaban La Bergère (La pastora), por su trabajo para el equipo. No lo hacía por ella, sino por su verdadera pasión por esta forma de vida.

P.- ¿Cree que hoy hay una desconexión de los niños actuales con la naturaleza?

R.- Sí, hay una desconexión. Pero depende también del acceso que tengamos a la naturaleza. Si los niños viven en ciudades llenas de cemento y edificios, resulta difícil conectar. El acceso a la naturaleza no debe ser un privilegio. La naturaleza debería formar parte de los colegios. Hay un montón de estudios sobre los beneficios para la salud, tanto para los niños como los adultos, del contacto con el entorno.

P.- Su abuelo se mostraba triste y pesimista por el planeta al final de su vida, ¿Qué piensa usted?

R.- Yo he decidido tener esperanza, he decidido ser optimista. Tengo un hijo de 12 años y veo mucha gente  que pelea por el medio ambiente, por la especie humana, por todas las especies. Eso me da esperanza. Y al mismo tiempo soy realista, el planeta no nos necesita. Nuestro miedo por lo que le pasa al planeta en realidad es miedo por nosotros mismos.

Clemente Álvarez. Madrid. El País, jueves 26 de abril de 2024.

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