"Who?", instalación de Iván Argote en el canal Speelmansrei de Brujas . Foto: Filip Dujardin |
Como cada tres años desde 2015, Brujas acoge su Trienal de Arte y Arquitectura, que suma un atractivo cultural añadido al asombroso legado histórico y cultural de la ciudad flamenca. Este año desde el pasado 13 de abril hasta el 1 de septiembre, doce intervenciones artísticas y arquitectónicas ocupan espacios inusuales de ese centro histórico. El lema de la cuarta edición de la trienal es 'Espacios de posibilidad'. El objetivo de sus organizadoras, las comisarias Shendy Gardin y Sevie Tsampalla, era centrarse en lugares poco transitados de la ciudad, pese a encontrarse, en muchos casos, en el corazón mismo del casco histórico, en los que han intervenido artistas de renombre internacional como la británica Mona Hatoum, el colombiano Iván Argote, la mexicana Mariana Castillo Deball, el belga Adrien Tirtiaux o el anglo turco Ivan Morison, además de la arquitecta sudamericana Sumayya Vally, los arquitectos japoneses Shingo Masuda+Katsuhisa Otsubo Architectes y los estudios SO-IL. Bangkok Project, Norell/Rodhe, Ossidiana y Traumnovelle. Ese último colectivo bruselense ha transformado, con andamios industriales y cortinas plateadas, el patio medieval del ayuntamiento. Utilizando ese entorno histórico como un espejo, se ha creado una especie de teatro a la manera de nuestro corral de comedias de Almagro.
Una torre de vigilancia de madera, The Tower of Balance, del Bangkok Project Studio, con sus 18 metros de altura, es una de las más visibles y llamativas. De hecho, se sitúa justo en el eje de las tres torres medievales de la ciudad. Quienes suban a la torre también podrán tocar la campana y contribuir a dar forma al sonido de Brujas.
Los pintorescos canales de la ciudad también acogen obras. Iván Argote eligió el canal Speelmansrei para su contribución de cuento de hadas: dos botas de siete leguas inmóviles sobre la superficie del agua. Sumayya Vally ha situado unas canoas africanas de madera quemada flotando bajo el puente Minnewater. Están llenas de plantas y hierbas exóticas, en recuerdo del rico pasado comercial de Brujas.
Las preocupaciones ecológicas están también presentes. La pareja Norell/Rode transforma en jardín comunitario un céntrico solar tapiado. Su objetivo es lograr que, una vez que se desmonten las obras de la trienal, los vecinos sigan empleándolo como lugar de encuentro. En otro patio recóndito, el Hof Bladelin, Studio Ossidiana ha creado un ecosistema vegetal: una especie de jardín del Edén de seis metros de altura donde se han plantado semillas de flores y plantas. El parque Sebrecht es uno de los numerosos espacios verdes de la ciudad. Y es ahí donde Marina Castillo Deball ha querido introducir abejas en una instalación de cerámica. También sorprende la tranquilidad del jardín del hospital psiquiátrico, el lugar elegido por Mona Hatoum. La artista hizo cavar allí un túnel a la sombra de un castaño. Por su parte, la estructura efímera de los arquitectos Shingo Masuda y, Katsuhisa Otsubo, creada con 11.000 ladrillos de arcilla cocida, se encuentra en el jardín del Hospital de San Juan...
Jesús Rodríguez Lenin. El Cultural, 26-4-2004.
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