Andamios que cubren la nueva aguja de la catedral. Foto: AFP |
La misma noche del incendio el presidente Emmanuel Macron prometió que la catedral iba a ser restaurada. Al día siguiente empezaron a llover promesas de donaciones de diferentes entidades de todo el mundo. Pese a que un mes después no se había materializado ni un 10% de lo anunciado, finalmente se llegaron a recaudar 840 millones de euros por parte de 340.000 mecenas, de 150 países diferentes. El coste estimado de las obras es de 700 millones. El resto del dinero se dedicará a cubrir otros gastos de la catedral que tendra un aspecto idéntico al original. Tras plantear un tratamiento de arquitectura contemporáneo a los arreglos, finalmente se optó por una reproducción idéntica de la guja de 96 metros de altura realizada en el siglo XIX por el arquitecto Eugène de Viollet-le Duc.
Entre los objetivos del Gobierno francés se encontraba el poder abrir Notre Dame durante los Juegos Olímpicos de París, que tendrán lugar entre del 26 de julio al 11 de agosto. Sin embargo, los trabajos de descontaminación del plomo y la interrupción obligada por la pandemia del covid-19 hizo imposible cumplir ese plazo. Ahora, el calendario señala una fecha muy especial, el 8 de diciembre. Se trata de la festividad católica de la Inmaculada Concepción. Coronaría así un año importante para Francia. Además de las Olimpiadas, en este 2024, se conmemora el 80º aniversario del desembarco de Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.
Macron que se ha volcado en estos tres hitos del 2024 para intentar unir el país, sacaba pecho en diciembre del año pasado durante una visita a las obras. "Desde el 2019 trabajamos para reconstruirla. Hemos visto la progresión de esta obra, que parecía imposible. Es un momento importante y emocionante. El 8 de diciembre volverá a ser objeto de culto", anunciaba dándole una carga épica a una reconstrucción muy dificultosa, al usar piedra y roble y al estar ubicada la catedral al lado del río Sena. Todo ello dificulta la operativa.
Los trabajos marchan a buen ritmo. La aguja levanta ya su esbelta silueta en el cielo parisino y nadie duda de que a finales de año el público podrá acceder a Notre Dame de nuevo. Para llegar a tiempo el trabajo ha sido constante e intenso durante estos cinco años. Los dos primeros se dedicaron a asegurar el edificio. Los tres siguientes, a recuperar la cubierta y los interiores para que luzcan de nuevo como siempre. De todos modos, la reconstrucción no concluirá en diciembre de este año, cuando se abra al público sino que continuará en el exterior de la sacristía, el coro y la nave. Estas obras podrían prolongarse hasta el año 2030.
Javier Becerra. Redacción. La Voz de Galicia, lunes 15 de abril de 2024.
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