Lionel Jadot |
Desde junio de 1970, el edificio de la antigua aseguradora Royale Belge es tan distintivo del paisaje urbano como el mismísimo Atomium. Una mole de acero patinable y cristal tintado en bronce - 54.000 metros cuadrados de superficie, casi 51 de alto-, proyectada tres años antes por el belga René Stapels (en su país, si es funcionalista o posmodernista seguro que la construcción lleva su sello) y el francés Pierre Dufau (el arquitecto encargado de la reconstrucción de Amiens tras la Segunda Guerra Mundial) como sede de la aseguradora. Y así cumplió durante casi medio siglo con su brutal geometría dominando el bulevard Souverain, hasta que en 2018 perdió su función. El cuerpo diplomático estadounidense lo consideró entonces para una mudanza de embajada, pero como no había manera de blindar tamaña jungla de cristal acabó desistiendo. Dos años más tarde el empresario hostelero Jean-Michel André le echó el ojo y lo vio claro, aquel tenía que ser el destino bruselense definitivo, la joya de la corona de su cadena hotelera, The Limited Edition, que inauguró el Monty Small Desing en 2002. Tenía 18 habitaciones. La nueva madre nodriza, Mix, suma 180.
Inaugurado en el pasado julio, Mix da respuesta con creces a la experiencia actual de pernoctación en clave sociocultural y el alojamiento como estilo de vida. Llamarlo hotel es quedarse corto: habitaciones y suites aparte, la mole acoge tres restaurantes (operados por el grupo francés Moma), un balneario/centro de salud y belleza, un gimnasio para 4.000 socios, un espacio de trabajo compartido, salas de reunión y conferencias y un food market pantagruélico en la planta baja con una decena de puestos de comida, café y bar repartidos en 1.800 metros cuadrados (Fox, "zorro" lo han bautizado, en referencia al tono rojizo de la fachada) Y eso que es solo un cuatro estrellas. En total, se ha sacado provecho de cerca de 25.000 metros cuadrados de la edificación, de planta cruciforme, remozados por un equipo de arquitectos integrado por el estudio londinense Caruso St John y los locales Bovenbouw Architectuur, DDS+ y MA2. Sin embargo, ya nadie habla del exterior. Ahora, todo el mundo quiere saber del interior.
Hacerse cargo del interior del Mix le ha permitido, en cualquier caso, poner en práctica su teoría de que el diseño también es política. "Todo lo que hay en él, del mobiliario a los elementos meramente decorativos, se ha concebido, trabajado y producido en un radio de 55 kilómetros. No hay nada encargado o pedido fuera, que venga de China", revela. Antes que la belleza, la extravagancia, la modernidad o incluso la autoría más o menos célebre de las piezas, lo que ha generado titulares de rendida admiración ha sido la participación de medio centenar de artistas artesanos locales. Se trata, claro, de una declaración de intenciones de Jadot frente al adocenamiento estético hotelero exacerbado por vía digital instragameable, la ausencia de inspiración, la baratura y la obsolescencia decorativas, líneas rojas que alienta a su equipo a no traspasar. "Intentamos que nuestros proyectos tengan alma, que se perciba que hay gente de verdad involucrada. Para mí es muy importante que haya una historia detrás de los miles de elementos que conforman un espacio, que son miles de historias que siento la necesidad de compartir. El diseño es una herramienta de comunicación", dice. Y continúa: "Es fácil perder la perspectiva con encargos tan monumentales y olvidarte de los pequeños detalles capaces de crear algo tan intangible como una atmósfera. Yo procuro que no se me escapen porque esas pequeñeces, sea la forma de una lámpara o la elección de un material, son las que consiguen arrancarte una sonrisa y decir 'ah, qué bien se está aquí'. Esa es mi filosofía en términos de hostelería"...
Rafa Rodríguez. El País Semanal, 11 de febrero de 2024.
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